El DF es una urbe tan gigante que el aeropuerto otrora situado en las afueras de la ciudad, forma parte de la capital que alberga 20 millones de habitantes. Coyoacán, reducto de la pintora Frida Khalo, sus ropas y sus corset, y San Angel, escondite de artesanías, eran poblados que quedaban en las cercanías pero hace tiempo que se fundieron con la superurbe de Don Ramón.
Los límites ya no son tales y recorrer al DF de punta a punta puede tomar hasta dos horas y más de tres en las horas picos del tráfico y el gentío.Por eso, al momento de recorrer el DF hay que ser selectivo, no vaya a ser que uno quede perdido en ese laberinto interminable de vías y circuitos. Siempre hay chance de reencontrar el camino con los taxis, mejor si son controlados, y un metro cuyos trazos y colores semejan al legendario urderground de Londres, con la gracia añadida de íconos que acompañan el nombre de cada estación y que cuentan la historia.Por ejemplo, la estación Zapata está acompañada del contorno de Emiliano Zapata, con sus bigotes, su sombrerote y su cartuchera. La Raza la simboliza una pirámide en honor a los aztecas. La estación La Villa-Basílica tiene la imagen de la virgen de Guadalupe y de la misma nueva basílica, esa que congrega hasta 100 mil personas en cualquier domingo festivo en honor a la patrona de México; Coyoacán que significa lugar de los coyotes, está representada, como no, por un coyote, y así sucesivamente en todas las estaciones que conforman las 11 líneas de la red subterránea más grande de Latinoamérica con 176 kilómetros y una afluencia en 2006 de casi mil 500 millones de usuarios.
Una de las avenidas más transitadas es el Paseo de la Reforma, ubicado cerca del centro histórico y al norte de la ciudad. Es un buen punto de partida para “entrarle” a esta megalópolis construida sobre el pantano y sobre los restos de la cultura mexica, una de las más preponderantes de meso-América y cuyo templo principal se encuentra ahora en el Museo Antropológico, reducto de reconstrucciones y representaciones indígenas. El calendario del sol es un destino obligado en la visita.
El paseo de la reforma es monumental. Sus más de 30 estatuas distribuidas cada cuadra en glorietas a la española recuerdan a Madrid, pero en realidad con su construcción se pretendía emular a Paris luego de que los franceses dominaran por breve lapso a finales del siglo XIX. En esa gran avenida conviven sin problema Cristóbal Colón y Cuauhtemoc, aquel que defendió sin éxito la ciudad de Tenochtitlán sobre la que los españoles edificaron la ciudad de México.A simple vista se nota que México no fue capitanía sino Virreinato, la Nueva España, esa que no pudo evitar que siglos más tarde desenterraran al templo mayor de los aztecas y al vasto, y aridísimo, Teotihuacan, donde las pirámides del sol y la luna se imponen para recordar el peso de un pasado indígena aun presente en los rasgos de los llamados chilangos y sus alimentos.
En el recorrido en el DF el tour gastronómico es mandato: que si las quesadillas, los nopales, los chilaquiles, los tacos, la sopa de tortilla y un sin fin de términos que vale la pena
Otra opción es la librería Gandhi, ubicada al frente del Palacio de Bellas Artes, el espectacular edificio de la cúpula dorada, donde se presentan espectáculos que dan cuenta de la cultura mexicana.
1 comentario:
¡Qué buen blog! Gracias por la info de primera mano sobre tu gran país y por ma mirada sobre el mío. Tienes razón, somos superlativos y chauvinistas a morir. ¡Muchos saludos y te invito a que te des una vuelta por mi sitio!
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